Isemay 42.13
Su esposo grito con todas sus fuerzas e incluso abrió los ojos para ver quien le estaba sometiendo a semejante tortura, cuando vio que ella iba a rociar otra vez con alcohol la herida, intentó sujetarla las manos y comenzó a moverse. - Estate quieto- le pidió ella- confía en mí- le pidió dándole más bebida para que se mantuviera inconsciente- me debes mucho, no pienso dejarte morir. - Aquí está el cuchillo- Grito uno de los criados que llegaba con él. - Uwuain, saca la flecha- le indicó a su hermano. - ¿Estás segura? - Aún nos queda mucho por vivir- Fue su contestación. - ¡Sujetarle!- pidió Uwuain antes de comenzar a tirar de ella, y ver como la carne se desgarraba a los lados de la flecha. - ¡Ahora!- grito Isemay para que el criado pusiera el cuchillo ardiente